Luego de tantos desencuentros y un poco de cerveza comencé mi camino a casa, estaba, más que nunca, con demasiado frío. El sutil movimiento de las hojas en la vereda a medida que avanzaba y las miradas frías de la gente que atravesaba la avenida me recordaron esas palabras: ¿que sucede con ese signo?, ¿acuario?, ¿quién es acuario?; apareció de repente y empezó a llenar mis neuronas con ilusiones de estrellas, con ese mágico polvo de estrellas.
Con el cigarrillo recordaba mis palabras:
-pero señora, yo no creo en eso…
Después de tantas reflexiones y horas mirando el cielo creí descubrir que no es tan absurdo pensar en la unicidad. Soñé como un buen niño que soy, que estaba en una dimensión distinta lejos de lo humano y, caí, caí con mi arrogancia.
Cada uno de mis argumentos se va desvaneciendo a medida que leo y leo esas páginas rotas, más aún, me impacta la cobardía de su aparición, llegó para generar un alboroto que aún está descontrolado, que se fue y volvió con el viento, hacia mis raíces y mis entrañas. Creía en esa unicidad, ahora me siento desperdigado entre tanta página web, entre tantos lugares donde se escribe un pedacito de mí. Sobre todo, porque mis manos están recelosas de comenzar nuevamente con eternos volúmenes de tanta mierda.
-¿por qué caminar si podés volar? pensaba ingenuamente-.
Desde aquí la extraño y la deseo, soy su ferviente admirador, ella está feliz mirándome y riéndose de mí en el horizonte, porque quiero tocarla y ungirme entre su esencia, esa puta libertad, parece tan lejana, pero ahí está siempre, cuando abro los ojos.
Ya ni sé cuando todo empezó, pueden ser años, minutos o un breve espacio de silencio, pero he vuelto a este destierro, a este eterno conflicto; para acá y para allá voy descansando un poquito en cada quebrada, en cada pequeña sombra, mirando el paisaje, los árboles y la cima de esta montaña eterna…chucha que es eterna, nunca subí tan alto.
Una extraña sensación me atraviesa después de un rato, cuando el café ya esta frío y el delicioso pan tostado se acabó. No sé dónde estoy, puede ser si me perdí, pensaba que esa oportunidad de futuro había desaparecido y que dentro de mis ires y venires estaría más tranquilo, que la encontraría por ahí, dando vueltas entre la gente, sentada en el balcón esperando por mí o mezclándose en mi cama. Pero no, anda paseando por otros parajes y nuevamente me siento ajeno, solitario, como una estúpida ilusión que se rompe entre mis vértebras y caigo al suelo, inmovilizado, mis piernas están un poco más allá y yo un poco más lejos, intentando sobrevivir a este caos absurdo, que se dilata y me rompe por completo ¿donde quedaron los días justos?, ¿donde fue esa vanidad? ¿dónde caímos mi libertad y yo? ¿caímos juntos?
Ya exploté mil veces y la tormenta cíclica desapareció tan rápido como vino, dejando la paz y el silencio del teclado, espero salir un día sin consecuencias severas, pero no lo sé, parece que mi locura sigue in crescendo…